viernes, 18 de octubre de 2013

Bueno, como ya habéis visto nos enfrentamos al tema de la Educación. En las clases hemos tratado varias cosas, cuál es el papel de los maestros, cómo nos gustarían que fuesen las clases, cuál es tu profesor preferido a lo largo de tu vida académica...

Aprovechando esta última, voy a hablaros de mi profesor de segundo, tercero y cuarto de primaria: Don Jesús. Guardo un gran recuerdo de este profesor y podría decir que es mi profesor favorito. Tal vez por ser tan pequeño o por estar con el tanto tiempo, le cogí un cariño especial, también se debe a que era una gran persona; tal era así que cuando se enteró que no le permitían seguir impartiéndonos clase en quinto y sexto de primaria, se jubiló. Así era él. Un profesor que no se ocupaba solo de que aprendiéramos la tabla del nueve, o de que supiésemos donde estaba el río Guadalquivir. Este profesor se interesó sobretodo en que nos interesáramos por aprender, en que tuviésemos inquietudes, en que nos diésemos cuenta de los fallos que teníamos y los corrigiésemos, en que nos esforzásemos en avanzar, y no tener miedo a equivocarnos.

Creo que con la dedicación que he puesto en contaros como era Don Jesús, no hace falta que aporte mucho más sobre lo que espero de una clase. A mi me gustaría que fueran clases que despertaran la creatividad de los alumnos, que fuesen dinámicas y que no constaran solo de memorizar datos o fechas sin más. Pero sobretodo en que tuviésemos inquietud por aprender, que nos parásemos a mirar nuestra vida y a pensar que podemos hacer para sacar lo mejor de nosotros mismos en cada cosa que hacemos, mejorando así el mundo que nos rodea. (Aprovecho aquí para decir que estoy de acuerdo con Ken Robinson). Os pongo un enlace de una película bastante buena y que resume esto:


Para mi, eso es en lo que te tiene que educar un profesor, no en decirle a un niño que no le pegue a otro o que no chille en clase. Esa parte es de los padres, aunque los profesores deben imponer su respeto y no permitir que la clase se descontrole, siendo así un refuerzo en la educación; no su principal base. También me gustaría aportar la idea de que no creo que un profesor haga bien en imponer su autoridad por el simple hecho de ser profesor, más bien tratando a sus alumnos como personas y ganándose su respeto y su cariño, como hacía Don Jesús.









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